martes, 14 de agosto de 2012

La medicina de la abuelita



 Quise esperar una semana para ver si la frialdad de la distancia aminoraba el sentimiento, las sensaciones, la experiencia, pero la verdad es que sigo tan impactada como cuando lo hice. Supe del Ayahuasca gracias a un reportaje que Univisión presentó  hace meses. El reportero, si mal no recuerdo era Víctor Hugo Saavedra, fue a la selva amazonica en el Perú y describió la experiencia, siempre son ese tinte exagerado de las notas del programa de " Aqui y Ahora" . No presté mucha atención esa vez porque estaba haciendo otras cosas, pero me dije: "Aunque quiera probarlo cuándo voya ir al Perú".  Luego,  mientras platicaba con mi mejor amiga, quien vive en Mérida, sobre un viaje que haría yo a México, ella me invitó a la ceremonia del ayahuasaca y hasta me mando varias enlaces de la internet para que  me informara un poco más. !Qué les puedo decir!  videos,  artículos y  blogs y entre más leía, más me emocionaba por vivir una experiencia así.  Le dicen la medicina de la abuelita y si entendí bien es una liana, una especia de raíz que se da en la selva amazónica y que los peruanos consumen con una intención ( siempre buena por cierto) curarse de esto o de lo otro, mejorar tal o cual aspecto de la vida, encontrar respuestas a un problema, qué sé yo. Lo cierto es que casi todos coincidían en un punto, cuando la pruebas vas a abrir tu visión del mundo, vas a ser diferente, vas a estar en otros planos. Con todo esto me dije que era un alucinógeno, algo a lo que le tengo mucho respeto, por más destrampada que me veaís. Pero sí, quería, deseaba probarla y saber como es estar en mi y fuera de mi al mismo tiempo. La definición más precisa que encontré es esta: En quechua ayahuasca significa 'soga de muerto' por su etimología aya 'muerto, difunto, espíritu' y waska 'soga, cuerda', ya que en la cosmovisión de los pueblos nativos el ayahuasca es la soga que permite que el espíritu salga del cuerpo sin que este muera. Es usado para rituales médicos y/o religiosos y en la medicina tradicional de los pueblos nativos amazónicos. Y eso es lo que realmente me pasó. Debíamos seguir ciertas reglas antes de la ceremonia, no alcohol, no drogas, no comer carne ni lacteos ni muchos azúcares, algo que es bastante difícil para mi, pero aún así tomé el reto. Debíamos llegar a las tres de la tarde a Organic Yoga, el sitio donde iba a ser la ceremonia, enmedio de la selva de Akumal, Quintana Roo, específicamente entre Playa del Carmen y Tulum.  Cuando llegamos eran casi las siete de la noche, todo iba a empezar a las 9, así que fuimos a nuestra cabaña a prepararnos  y nos dispusimos a aceptar todo lo que íbamos a vivir. La verdad sea dicha, me estaba muriendo del miedo, no sabía si podía tener un mal viaje o quedarme ahí, pero me di valor y cuando entramos a la palapa más de 30 personas estaban ya reunidas. Uno de los instructores no dijo lo que iba a pasar. Nos pidieron respetar a los otros, no hacer aspavientos, vomitar sin molestar mucho y nos aseguró que la medicina de la abuelita es tan buena que nadie se ha quedado en un viaje ni se ha muerto en la ceremonia.  A cada uno de los participantes nos dieron una cubeta pequeña para el vomito, el cual nos dijeron debíamos ofrecerlo después a la Pacha mama. Sí, leyeron bien, vomito, todos sin excepción vomitamos, algunos menos, algunos más, pero de que lo haces lo haces. Antes de empezar la ceremonia nos dijeron que un reportero de National Geographic estaría tomando unas fotos pero que iba a ser lo más discreto posible, además nos invitaron a unirnos a los cantos de mantras. Yo sólo quería ver como se iba a salir mi espíritu y estaba un poco ansiosa. Luego de bendecir las botellas donde estaba el ayahuasca, el chaman dijo, la ventana está abierta pueden pasar por su ayahuasca y tenagn una intención, ofrezcan la ceremonia por algo en específico. La palapa tiene forma circular sin sillas ni muebles, al centro colocaron unas velas y todos llevábamos o bolsas de dormir o tapetes de yoga, cojines, colchitas, agua y nos acomodamos como mejor pudimos. Aún no me tocaba probarla, cuando los primeros que lo hicieron ya habían empezado con el vomito, pero debo reconocer que la abuelita fue buena conmigo, tras tomar mi dosis noté ese sabor como a aguamiel, de consistencia espesa, como un atole, pero no es desagradable, no como el peyote, el cual si es amargo de verdad. ¿Qué cuál fue mi intención? pedi terminar con mis miedos, con todos los queme atan de alguna forma y no me dejan actuar a veces. Unos 15 minutos después de tomarla una serpiente como una saeta abrió mi cerebro, me mostró caminos que se bifurcaban, pero eran como un sólo camino separado en muchos. La serpiente se colocó en la esquina izquierda de mi cabeza y me miró para decirme que todo estaba ahí, mientras yo veía a la serpiente escuchaba una voz que me decía: "No necesitas poder, todo lo tienes, todo está en ti, mira lo que has hecho hasta ahora"  y entonces vi pasar como en una película casi toda mi vida, o al menos lo logros más importantes, los que yo considero y valoro como triunfos  (les aclaro que ninguno de mis matrimonios está en esa lista. Fue un chiste) La ceremonia, nos advirtieron, terminaría hasta las cuatro de la madrugada y nos suplicaron  no abandonar la palapa porque todos debíamos cuidarnos.Mientras yo estaba en esos dos planos viendo mi vida pasar y la serpeinte viéndome a mi, escuchaba claramente los ruidos de los otros vomitando, cantando, quejándose y entonces mi amiga me mueve y me dice: "Deja de roncar, estás roncando", eso me destanteó porque para roncar debía estar dormida y ¿cómo estaba dormida y escuchaba todo lo que estaba pasando y al mismo tiempo tenía mis  visiones?  es decir estaba en cuatro planos de conciencia todos alertas. Algunos entendidos dicen que se siente lo mismo con el LSD,  no lo sé porque nunca me he aventurado a tanto, lo que si sé es que después de ver todo eso, mi mente se fue a ver series de televisión de los años 60's como I Love Lucy y Los tres chiflados y veía alos personajes interactuando conmigo, diciéndome cosas que se relacionaban con lo que estaba pensando. Lo más cabrón de la ceremonia fue cuando la parte interior de muñeca derecha empezó a dolerme, veía un punto rojo, como si me estuvieran quemando y es que desde hace dos años padezco un poco del Tunel de Carpio y esa parte me duele mucho en ocasiones, tanto que debo usar una especie de soporte. Sentía el ardor tan fuerte y tan específico que escondía mi mano bajo mis piernas y recuerdo que pedía que terminara, que se fuera esa luz. Todo era intenso y mágico, las canciones eran preciosas y las escuchaba con tanto gusto, tenían un significado para mi incluso cuando algunas no las entendía porque eran mantras musicalizados. La noche fue larga pero interesante, sabia, mágica, alucinada, llena de color y con una sensación de que había descubierto muchas cosas de mi. Fue un nirvana consciente y real. Mi espíritu me dijo que soy poderosa  y que los miedos no existen si no quiero que existan y entonces fluí, cante el Waitinene y muchas otras y me dije que no estaba nada mal,  que me daba pena tener 50 años y andar en estas vaínas descubriéndome con una medicina sagrada, pero al mismo tiempo es maravilloso tener 50 y estar en el camino saber que vas,  que estás llegando, que no te quedaste  viendo pasar la vida.

Abur! ... Y  que viva el Ayahuasca

3 comentarios:

  1. Lucy que experiencia tan buena viviste..felicidades que nada t detenga

    ResponderEliminar
  2. ¡Que maravillosa e inolvidable experiencia! No cabe duda del poder mágico del ayahuasca. Tu experiencia me recuerda a los temazcales. Que sigas viviendo muchas mas experiencias de éstas, felicidades!

    ResponderEliminar