miércoles, 28 de octubre de 2009

¿Bicicab or Bicitaxi?


Es un pueblo bicicletero, es una frase peyorativa que se usa mucho en México para referirse a pueblos pequeños en los que mayormente se ven bicicletas en sus calles. Como soy de Monterrey, la verdad nunca tuve muchas oportunidades de ver un pueblo bicicletero hasta que fui a vivir Yucatán; ahí si que había pueblos bicicleteros y poco después me enteré de que había bicitaxis. Sí, por una módica cantidad te subías a esos tricilos con una caja de metal adelante en la que los creativos yucatecos colocaban una tabla de madera a manera de asiento, pero ante la falta de transporte público, estas bicicletas eran perfectas para trasladarse en distancias cortas.

La creatividad mexicana llegaba mucho más allá. Por ejemplo, después de los asientos algunos les ponían techos de plástico, otros paredes del mismo material para evitar el sol o la lluvia y así poco a poco adornos como calcomanías con los nombres de sus amadas o de su equipo favorito. la costumbre es tan arraigado que muchos políticos en campaña regalan o las bicicletas o los techos de las mismas o bien, los cojines para los asientos y evitar así que el derrier les duela menos a los usuarios.

Viajar en bicitaxi me parecía algo verdaderamente de tercer mundo, pero esta práctica es común en casi todo el mundo. Claro, en muchos países se ven como atractivo turístico. Ahora en Arlington, una ciudad cercana a la que vivo quieren poner bicitaxis para recorrer la distancia entre el estacionamiento y el nuevo estadio de los Cowboys de Dallas.

Bicicab es como le llaman los regidores de esa ciudad y esperan la votación de todos para autorizar su funcionamiento.

El objetivo de los bicab o bicitaxis es el mismo, recorrer distancias cortas en transporte público, se usan lo mismo en Hollywood City que en el Zócalo mexicano.

La verdad es que a mi me da una pena terrible el ver que algunas personas tengan que ganarse la vida de esta manera.

Bicitaxis o bicicabs es algo que el primer y el tercer mundo comparten.

De una cosa estoy segura los bicicabs no tendrán nunca la originalidad de los bicitaxis yucatecos.


Abur!.

sábado, 24 de octubre de 2009

Los Angeles y yo


Soy afortunada. En los 8 años que llevo viviendo en Estados Unidos he podido vivir en diferentes ciudades: San Antonio, Fort Worth, Dallas, Miami, Denver, Los Angeles y de nuevo Dallas. Pero salvo por la belleza de los paisajes de Denver no siento nostalgia por ninguna cuando no estoy en ellas. Es diferente por Mérida, México , una ciudad donde dejé, además de mi alma una parte importante de mi vida. Y siempre estaré nostálgica de ella y de la libertad que me dio.

Vivir en una ciudad es diferente a vivir la ciudad. A mi me gusta lo segundo, caminarla, perderme en las avenidas, hablar con la gente, tomar el subway, conocer sus ritos. Hacer turismo aunque viva en ellas y enterarme por qué respira, huele y traspira de esa forma.

La que menos me gustó hasta ahora es Los Angeles, que desde luego no hace honor a su nombre. Mi departamento ubicado en la avenida Wilshire, una de las arterias que la divide estaba cerca del centro y muchas veces me decantaba por caminar hasta Los Angeles Times, el periódico donde trabajaba. O bien caminaba en un parque cercano cada mañana antes de ir a mi trabajo para hacer algo de ejercicio, pero la fotografía más frecuente con que se topaban mis ojos eran los homeless, los desposeídos, que parecían siempre más. El fétido olor que despiden los precede y entonces podías adivinarlos y cuando se paraban o pasaban frente a ti, ya no eran una sorpresa. Los hay de todos tipos, razas, colores, tamaños, formas y vienen de diferentes partes. Se calcula que hay 90 mil pordioseros en esa ciudad. Escogen Los Angeles por el clima (obvio) siempre cálido. Los albergues no se dan abasto y hoy por hoy son el paisaje urbano más reconocible, sobre todo del centro y sureste de esa ciudad.

Anoche, (viernes por la noche) renté una película,la escogí por el nombre "The soloist" y resulta que está basada en un homeless de Los Angeles que fue objeto de varias columnas de Steve Lopez, un periodista de Los Angeles Times.
"The soloist"es la historia de un hombre con esquizofrenia que estudio en Julliard y que tuvo que abandonar la escuela por sus precaria salud mental.

Sin ser una crítica hacia la sociedad por el abandono en que viven estas personas, la película te deja un sabor extraño en el alma. Es como si de pronto te dieras cuenta de lo afortunada que eres.

Lo asombroso es la forma en que hacen periodismo los gringos, nada que ver con los parámetros de los hispanos, (al menos en los periódicos en los que he trabajado) tienen absoluta libertad para buscar sus temas y para investigarlos no hay con que debes entrar a las 9 y salir hasta las 9. Hacer páginas como chorizos y escribir noticias como si fueran tortillas.

Ya había tenido una muestra de eso mismo con el libro La Jornada de Enrique que escribió Sonia Nazario, otra periodista de Los Angeles Times. Creo que esa libertad es la diferencia entre elperiodismo de nuestros países y el de éste. Buena película, con la belleza que sólo la tristeza puede dar.



Abur

Lamaga.



viernes, 23 de octubre de 2009

Y de repente... Jaime Bayly.


Después del malviaje que me dejó la viuda de José Agustín, me topé con un maravilloso libro que se lee en una sentada. De verdad, lo tomas y no lo dejas, te vas y te vas con la ternura de Mercedes, te ríes con las ocurrencias del mayor Concha Fina y hasta descubres que después de todo Bayly sí tiene corazón y bien grande.

Jaime Bayly me gustó desde la primera vez que lo vi en Miami en una conferencia en la que empezó diciendo que: "Aunque soy peruano no conozco a la señorita Laura, nunca ha ido a una pollada y no tengo enamorada". Con ese preámbulo lo amé para siempre. Pero así como yo lo amo hay muchas personas que no lo toleran. Su programa de televisión es muy polémico y muchas veces hasta quieres ahorcarlo por lo directo, lo irrespetuoso que es con sus entrevistados. Búscalo en youtube y comprobarás lo que te digo.

Pero de entre los libros que saqué de la biblio el otro día estaba este: "Y de repente un ángel" y me maravilló.

Agil, suave, directo, divertido, sencillo, sin rebuscamientos inecesarios y con tanta ternura que hasta quieres que Mercedes de verdad exista. Además tiene ingenio con los capítulos de la librería donde trabaja Andrea, la novia del personaje. Si alguna día te encuentras este libro cómpralo, rentalo, alquilalo o pídelo prestado, No te vas a arrepentir te vas a dar cuenta que el Bayly además de cabrón y bonito, es tierno.


Abur!

Lamaga

jueves, 22 de octubre de 2009

La peor


Una de las cosas que más me gusta de este país son la bibliotecas. Amo, simplemente amo el que puedan darte una tarjeta con la que tienes acceso a libros, discos, videos y cuando vivía en San Antonio, Texas,me di gusto leyendo decenas de libros, algunos interesantísimos y otros no tanto, pero los años me han vuelto selectiva y ahora me fijo muy bien al seleccionar lo que quiero leer y cuando de plano no acierto pues devuelvo el libro y tan tan.
Sin embargo hay algunos que son tan malos pero tan malos que los leo sólo para saber hasta dónde llega la audacia del autor. Así ocurrió con "Vida con mi viuda" , una novela de José Agustín el llamado autor de la literatura de onda. Cualquier mexicano con interés por la letras habrá leído algo de este hombre que fue novio de Angélica María y guionista de una de las películas que más me gusta de la mamá de la Vale "Cinco de chocolate y una de fresa" bastante absurda, pero divertida. '

Hace unas semanas me llegué hasta la biblioteca de la Hampton, cerca de casa y saque como siempre cinco libros, entre ellos "Vida con mi viuda", !Por Dios! pésimo no es algo que lo califique, simplemente no encuentro adjetivos.

Digamos que el Agustín se quedó atorado en su época de onda, Nada me sonó real, ni auténtico, ni siquiera sus chistoretes mal logradoas a fuerza de forzar (la redundancia es consciente) el lenguaje para paracer algo que no es: un jovencito.

La trama prometía, un cineasta que ve morir frente a él a un tipo que se le parece mucho y decide tomar prestada su personalidad sin saber en las que se está metiendo. Pero el cineasta estaba casado con una indigena hermosísima ( Todos quieren con ella, políticos importantes incluidos) Helena quien es hija de un estadounidense y a partir de ahí los absurdos.

Desde la filosofía oriental sobre el sexo hasta la pedastería.

Acabé la novela sin entusiasmo, sólo para saber como José Agustín resolvía los enredos en lo que se metía., incluídos los abusos sexuales de pésimo gusto en los que por supuesto la estética es importante .

¿Y adivinen que? los resolvió de la manera más simple: matando a los protagonistas. Una doble muerte para el cineasta Onelio de la Sierra.

Agustín dejó cabos sueltos, ponía por ejemplo un México futurisa con autopistas de tres pisos y escases de gasolina y al mismo tiempo hablaba de cosas actuales es decir no hab;ia respeto ni por los tiempos.


Por favor no gasten su dinero en este libro, menos su tiempo. Malo es una palabra que no ajusta es horrible, absurdo, pésimo, horroroso. No aporta ni como lectura de toilete.

Abur!

La única morocha


No es que me sintiera fuera de lugar. Desde luego que no era eso, pero nunca en los 8 años que llevo viviendo en este país había tenido un ataque de latinidad como el domigno 17 de octubre. Vivo en el sureste de Dallas, donde la población es mayormente hispana y donde me es muy fácil interactuar. Por razones que no viene al caso explicar, ese domingo tuve que ir al Norte de Dallas, a donde dicen los sociólogos, la fuerza hispana ha obligado a los blancos a trasladarse. Así que en ese sector mayormente blanco y donde según un amiga se encuentra el wal mart de los ricos, ( !Vaya noticia! y yo que creía que los Wal marts eran las tiendas más democráticas, ahora resulta que también tienen clases) me encontraba yo, con un vestido verde azulado y una cabellera negra y rizada que sin proponérmelo, destacaba entre el público de esa misa episcopal. Casi todos ( excepto por tres mujeres afroamericanas) eran rubios de ojos azules o verdes y yo sentada en medio de tanto gringo me sentía "mesmanete como la India María". Me aburría como perla dentro de la concha y para no reírme de toda la parafernalia de los episcopales pues me puse a contar borreguitos, pero me dio miedo dormirme; luego conté a todos los presentes, menos de 100 y miren que la iglesia era grande. Al fin me dio por observar al coro y tratar de adivinar quien desafinaba, pero se los juro captó mi atención el exagerado sombrero de una negra, era morado y grande muy grande.

Pero entonces me vi, tenía siete pulseras en un brazo y botas negras como mi pelo y un vestido verde azulado y un collar que contrastaba y todo el atuendo lo escogi casi sin pensar y entonces vi a las otras, a las gringas, con sus trajes sastres, sus cabellos como salidos del peluquero, colores beiges, tenues, aburridos pues.

Cuando la misa terminó y yo di Gracias a Dios por ello, fui al baño y me observé detenidamente en el espejo. No, no era mi color de piel lo que me hacía diferente, ni el color de mi vestuario, ni mis pulseras, era todo. Nunca me había sentido tan latina, es algo como que se lleva no sólo en la sangre, sino en la actitud.


Abur!