Me fui despacio,
con el agua al cuello
me fui tranquila y
sin mirar el cielo
atrás dejaba el mar
el horizonte claro
el miedo, la decencia,
las ganas, el decoro
atrás quedó eso que se llamaba vida.
Me enfrenté a mis culpas
y disfruté el castigo
me ahogué en felicidad
porque me supe mía.
Abierta
Me suicidé la noche que me dejaste abierta
No pude con la espera ni con la incertidumbre
desposeída estaba de esperanza
Me suicidé sin lágrima por medio
con la consigna cierta de no pertenecerte
me suicidé, y al hacerlo,
te di permiso de gobernar mi vida.
Irrumpiste en mis entrañas sin dulzura
me negaste a la fortuna, me dejaste yerma
absurda, sola.
Mi sangre manchó el amanecer
pero ese día
no despertó la tierra.
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