viernes, 18 de noviembre de 2011

De sueños, insomnios y pesadillas.



La verdad es que si después de vivir 10 años en este país como inmigrante indocumentado usted sigue pensando que el sueño americano se puede alcanzar , déjeme decirle que es usted muy ingenuo (a) . Algunos lo alcanzan sí, desde luego que los menos, otros andan arando el camino con una ambivalencia entre "el ya mero llego" y el "tal vez nunca lo consiga". Lo único cierto es que casi todos tenemos en mente el terruño querido, la patria, volver, juntar lo que nos falta para regresar con la frente en alto y los que hemos tenido en suerte arreglar los documentos, pues estamos esperando ansiosos nuestra pensión. Pero esta agonía onírica en la que vivimos o sobrevivimos tras largas jornadas de trabajo y mucha nostalgia, a nosotros nos da para una tragedia muy equiparable a las griegas; sin embargo a Saulo García le ha dado para una comedia picante, deshinibida, sabrosa, alegre, realista y muy muy jocosa.

Colombiano de nacimiento, "adactado" a Miami desde hace casi 11 años, aunque siga sin entender el idioma cubano, Saulo García, actor, trovero y comediante dio anoche en el Centro Cultural Latino una cátedra de ingenio.

Lo mejor, no tuvo que recurrir a groserías ni frases de doble sentido, no se la pasó insultando ni se metió en política ( ya sabemos lo fácil que es hacer chistes de presidentes y diputados) bueno un poco, pero en general su stand up fue mesurado, hablando de las penurias que pasamos quienes decidimos venirnos a USA. Este espectáculo, "El insomnio americano" es una delicia, disfrutable de principio a fin. No se lo puede perder porque entonces se estará negando la oportunidad de reírse un poco de usted mismo, algo que dicen, solo hacen las personas inteligentes.

Ah y por cierto Saulo, es absolutamente verdadero que el único sueño americano que alcanzamos, es el que nos da cuando regresamos a casa después de trabajar mas de 12 horas .




PS.- Centro Cultural Latino, este sáabado 19 a las 8 de la noche.




Abur!






martes, 15 de noviembre de 2011

El molcajete de mis deseos



"Voy a hacer una salsa mocajeteada", decían mi mamá o mi abuela. "Mira ese, el novio de María, tiene cara de molcajete", suspiraba una tía al ver pasar a un individuo flaco, con cara redonda y llena de cicatrices de acne, " Doña Flora, la loquita se cuelga hasta el mocajete", criticaba otra tía y mi padre remataba : "Aqui está tu molcajete para que sigas moliendo". Y así, entre caras de molcajete, collares de molcajete y salsas molcajeteadas transcurrió mi vida en México. Todos sabíamos lo que era un molcajete, todos lo usábamos y todos sabíamos cuánto pesaba ese mortero de piedra volcánica, negro, chato, grueso e infaltable en una cocina de las de antes. Lo que más odiaba era lavar el mocajete, porque los restos del chile toreado y del tomate medio asado se quedaban atrapados en los pequeños cráteres, aunque lavar el tejolote o temachín, es decir la piedra de moler no era tan difícil.

Y como doña Flora, la vecinita vieja y loca que vivía a cuatro casas de la mía, un día en la prepa yo también me colgué el molcajete, uno pequeño que mi hermana Adriana me trajo no recuerdo de donde. Usaba , como se estilaba en ese entonces, una cadena plateada con muchoss muchos dijes: un buho dorado con incrustaciones de jade, un signo de amor y paz, un trébol de la buena suerte, una cruz y no recuerdo cuantas cosas más; entonces no faltaba quien me dijera, sólo te falta el molcajete y yo feliz, se los mostraba y me sentía orgullosísima de ello.

Llegar a Estados Unidos y extrañar un molcajete para hacer un buen guacamole fue una sola cosa. Con el tiempo aprendí a hacerlo con un tenedor en un bowl de plástico; nunca sabrá igual ciertamente. Sí, claro, siempre se puede traer uno de México, pero es una de esas cosas que una va dejando para luego. Todo esto viene a cuento porque hoy fui a una de mis tiendas favoritas, Sam Moon, el paraíso bolsístico y de joyería de fantasía aquí en Dallas. Al lado de esa tienda está el Sam Moon del equipaje y hoy descubrí que abrieron un Sam Moon para el hogar. Home decor, le llaman acá. Tras hacer algunas compras entré a ver qué tenían en la tienda de Home decor y también porque andaba en busca de una sartén para hacer omeletes, así las cosas, apenas cruce el umbral mis ojos se toparon con un molcajete, grande, negro, pesado, poroso fui a ver el precio y ahí estaba en etiqueta roja, o sea en oferta, $60.00 dólares para quien quisiera llevárselo, y era el único, me dijo una empleada cuando vio mi interés en el mortero. Entonces pregunté, ¿Hay muchas personas interesadas en él? En comprarlo no, me dijo, pero en saber que és si. Siempre me preguntan qué para qué sirve. ¿Y lo sabes? I'm not sure, respondió con su acento asiático, pero se verá bonito en cualquier casa; si le dije, muy bonito y sonreí, porque al menos por eso momento, el molcajete fue para mi una cara, un dije, un sabor.


Abur!

domingo, 6 de noviembre de 2011

Argentina, Chile, Cuba, Mexico and USA






Tal vez ese es el charming de este país, la posibilidad de tener tantas nacionalidades juntas. Anoche fuimos al Bath House, un centro cultural en el White Rock Lake de Dallas, y aunque ustedes no lo crean ese centro cultural, creo, era precisamente eso, la casa de baño, el sitio donde se cambiaban quienes iban al lago a nadar o pasear. Pues ahí está eregida una galería, un pequeño teatro que tiene capacidad para unas 130 personas y un pequeño museo que habla sobre el lago, precisamente. La verdad no presté mucha atención a un museo como ese, porque además estaba fascinada con el montaje que sobre el Día de Muertos exhibía la galería. Tantas calaveras, catrinas, altares y figuras relacionadas con la muerte que me encantó que en Texas, esta tradición tan mexicana tuviera tanta vida. Ya sé, Texas es México, es lo que decimos acá todo el tiempo, pero independientemente de su celebrado Halloween, las autoridades gringas se dan la oportunidad de abrir espacios para mostrar nuestras maravillosas tradicones mexicanas.

Mientras caminaba por la galería en espera de que abrieran las puertas del teatro me llamó la atención la música de fondo, una guitarra inconfundible, una voz que se reconoce siempre... Silvio, mi adorado Silvio Rodríguez fondenado con sus nostalgicas letras una maravillosa exhibición mexicana hecha en su mayoría por artistas estadounidenses, así que por un tiempo me sentí transportada, creí que estaba en alguna galería de México, además casi todos a mi alrededor hablaban español,con diferentes acentos como el colombiano y el argentino y desde luego chicano, pero ahí estábamos respondiendo a la convocatoria de Cambalache Teatro. Vimos una excelente puesta en escena de "El patio de atrás", una obra de Carlos Gorostiza, argentino, con actores argentinos, dirigida por un chileno, Cristián Muñoz.

La obra en una actoy dos escenas tiene un trazo ligero pero ágil, llena de vida, con un equilibrio perfecto entre la targedia que muestra y el humor involuntario de los diálogos. Vale la pena que se dé la vuelta al Bath House y le dé la oportunidad a Cambalache Teatro de que le ayude a hacer una profunda reflexión sobre la vida y sus oportunidades, que a la final es el mensjae de "El Patio de atrás".

La obra seguirá en cartelera el próximo fin de semana y verá porque al final siempre es importante darse la oportunidad de abrir la puerta cuando alguien toca el timbre, quien sabe y a lo mejor puede ser la respuesta a nuestras esperanzas.




Abur!