lunes, 27 de septiembre de 2010

Agua pasada


Motivada por la curiosidad, que para mi siempre es suficiente para adentrarme en cualquier aventura, decidí ir a la conferencia que Laura Esquivel ofreció en el Mountain View College aqui en Dallas hace varios días. Y no porque crea que Cómo agua para chocolate sea una excelente novela, sino porque quería preguntarle sobre la forma en que estructura sus libros y si es una escritora cómplice como apuntaba Córtazar que él era, o si planeaba sus personajes.

Siempre he pensado que Como agua para chocolate no es realismo mágico, pese a lo que se diga y después leí La Ley del amor a la cual tampoco puedo encasillar en género alguno, salvo en el de mamotreto, si este existiera, de hecho, esta segunda novela casi ni se menciona, salvo en las biografías de Esquivel, porque es mala, mala como la quinina como diría Liliana Felipe.

Bueno ahí me voy a escuchar la conferencia de esta escritora. El auditorio lleno de estudiantes con su hoja de tarea al frente, es decir, obligados por sus maestros a asisitir.

El discurtso de Esquivel bastante pasado de moda, propone ella que creamos al nuevo hombre a partir de la cocina, que seamos nosotras las mujeres, las vanguardistas de esta generación y volvamos a las ollas, el tizne y los rebozosos para sacar de ese cuarto de nuestras casas y desde el calor de la misma al ser humano que habrá de cambiar esta sociedad consumista, metalizada, desvalorizada.

Recuerda ella que cuando escribía Como Agua para chocolate, la comida y la cocina mexicana se le sobredimensionaron al punto de casi querer golpear a su hija cuando estaba pisando un grano de maiz, porque estaba pisando al Dios máximo de los mexicanos ( por aquello de que somos la raza del maíz) en fin que me pareció pasado de moda, sin sustancia y era coherente cuando estaba leyendo su discurso y vaga al improvisar.

No me gusta Esquivel lo he dicho escrito y sostenido pero deseaba saber si escribía con el corazón, para mí la única y valedera forma de expresarse a través de la palabra , pero no, ella me dijo que se sentaba a planear sus personajes, el carácter de cada uno, lo que iban a decir, lo que harían y luego ya con la estructura en mente fluía en los diálogos.

Esquivel dio un primer hitazo con esa novela que a todos encantó y a muchos desencantó. A mi nunca me pareció la hostia pero admito que la leí interesada porque en el club de cuentacuentos al que entonces pertenecía era objeto de culto, luego leí La Ley del amor y hasta ahí, me pasó como con Dan Brown, les doy dos oportunidades si en la segunda no me conquistan los dejo pasar, no pierdo ni mi tiempo ni mi dinero con ellos.

Lástima cierto, en este país siempre es así, en lugar de traernos bueos escritores Hollywood manda y a Esquivel la trajeron porque su esposo Arau hizo una película de un libro que nació siendo eso, una película y mala por cierto, como un burócrata sin quincena.



Abur!

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